Con la llegada del verano, aumenta el número de eventos al aire libre. Estos acontecimientos suelen acumular a un gran número de personas y para que el sonido llegue a todos ellos, utilizan una cantidad considerable de altavoces de gran potencia.
Aunque parece algo inofensivo e incluso saludable, debido al nivel de diversión que experimenta la gente en estos espectáculos. Esto conlleva un precio que va mucho más allá del coste de la entrada, y los gastos derivados de la estancia como el alojamiento o la comida. Este precio añadido se cobra en la salud auditiva de las personas que se encuentran en el espectáculo.
Según la información de RTVE (radio y televisión española):
El sonido se vuelve dañino a los 75 dB y doloroso alrededor de los 120 dB. El oído necesita algo más de 16 horas de reposo para compensar 2 horas de exposición a 100 dB. Dentro de una discoteca estamos a unos 110 dB, las taladradoras generan 120 dB, igual que el claxon de los vehículos o un concierto de rock.
Pero en los eventos al aire libre debido a que aglutinan a un mayor número de gente, en volumen tiene que ser mucho más alto y los altavoces más potentes. El volumen alto para que llegue a las partes más alejadas del público, es en detrimento de las personas que se encuentran más cercanas a los altavoces ya que experimentarán una intensidad de ruido muy poco recomendable para su salud auditiva.
Seguro que normalmente y más durante el periodo estival estás expuesto a un nivel de decibelios superior a lo recomendable, ya sea en grandes ciudades, durante festivales de músicas o en lugares de ocio. Los efectos negativos asociados a está exposición continuada suelen ser: dolores de cabeza, mareos, zumbidos en el oído, etc.
No podemos hacer una valoración de cual de los 5 sentidos: Vista, oído, gusto, tacto y olfato. Es más importante, pero cuidar la salud auditiva es de gran relevancia para mantener una buena calidad de vida.
Según la información de la Cadena Ser, la OMS calcula que el 22% de la población europea sufre problemas de salud por este motivo. Y alrededor de 450 millones de europeos, un 65% de la población, están expuestos a niveles superiores a los 55 dB, una cifra que ocasiona graves molestias, según la Agencia Europea de Medio Ambiente.
Si la gente que asiste a este tipo de eventos sufre molestias continuadas después de los mismos, es recomendable que asista a un profesional para evitar problemas mayores. Pero, lo más importante es guardar un «reposo auditivo» para dejar recuperar al oído de un esfuerzo de ese calibre.
«No guardar este reposo, y exponer al oído de forma continuada a los ruidos tan intensos que produce los conciertos y festivales de música puede producir daños irreversibles que dañaran gravemente a la estructura del oído.»