
Una de las causas más frecuentes de la pérdida auditiva en jóvenes es la otoesclerosis. Esta es una enfermedad provocada por un crecimiento anormal del hueso esponjoso que crece en la cavidad del oído medio. Causa así hipoacusia de conducción, ya que atrapa y limita el movimiento del estribo. Si esto ocurre, el hueso no podrá vibrar e impedirá el paso de las ondas sonoras desde el oído medio al interno. Se producirá entonces un deterioro en la audición.
Esta suele manifestarse al final de la adolescencia. Su incidencia es mayor en mujeres y habitualmente lo sufren ambos oídos.
El origen de esta patología es todavía difuso, pero los profesionales tienen como hipótesis que la otoesclerosis puede tener un origen hereditario. Sin embargo, también hay indicios de que algunos casos clínicos podrían ser factores desencadenantes. El virus del sarampión, el cual produce un molesto y típico sarpullido por el que se reconoce, es uno de ellos. Este podría desarrollar la enfermedad en pacientes con cierta predisposición genética.
¿Cómo identificar los síntomas de la otoesclerosis?
Como hemos avanzado anteriormente, la hipoacusia (disminución de la capacidad auditiva) es el principal signo de la otoesclerosis. Esta pérdida de audición no se produce en un mes, sino que aparece de gradualmente con el tiempo. Además, puede comenzar solamente en uno de los oídos, pero podrá darse en ambos, como ocurre frecuentemente.
Los primeros signos comienzan como una débil percepción de los sonidos a un bajo volumen, como por ejemplo un susurro. En ocasiones, es acompañado de mareos, problemas de equilibrio (ya que esta capacidad está directamente relacionada con este sentido) o acúfenos (percepción de pitidos o zumbidos en los oídos que no proceden de una fuente sonora externa).
¿Cuál es su tratamiento?
En la actualidad no existe un tratamiento farmacológico efectivo para curar o frenar la otoesclerosis. Sin embargo, si la enfermedad es leve, puede ser tratada con audífonos, ya que estos amplificarán el sonido. A pesar de ello, en la mayoría de los casos la otoesclerosis requiere cirugía para permitir que las ondas sonoras lleguen al oído interno. Recuperaremos así la audición.
Sin embargo, esta operación también puede conllevar riesgos, como podrían ser una mayor pérdida de audición.
Cada paciente debe ser estudiado y diagnosticado por un profesional de la salud auditiva, para que este le ofrezca la mejor solución posible y aclarar así cualquier duda que pueda surgir al respecto.