Desde el siglo XVII, autores tales como Beethoven o Phill Collins han mostrado los problemas auditivos que puede llegar a conllevar la música. En ese sentido, las personas que se dedican a la música, deben tener mayor cuidado es sus oídos, si no quieren tener que recurrir a determinados sistemas como los audífonos.
Todos somos conscientes de lo perjudiciales que son para nuestros oídos los sonidos demasiado fuertes y, por eso, debemos evitarlos. Pero para un músico profesional, evitar exponerse a ruidos con volumen elevado puede ser bastante complicado.
Cada día, ellos pueden llegar a estar expuestos a sonidos que superan los 80 decibelios. El umbral del dolor tiene su límite en 120 db y, a veces, en los ensayos de las orquestas, pueden llegar a los 110 dB. Como consecuencia, el 50% de los músicos acaba con algún problema auditivo, de los cuales el 17% puede llegar a ser grave.
El nivel máximo recomendado de volumen es de 85 dB, pero solamente el ruido de un instrumento como el contrabajo puede superar los 80 dB. Tan sólo hay que imaginarse el sonido de todos los instrumentos sonando a la vez.
La hipocacusia (pérdida de audición) influye en la música dependiendo si es un ensayo de un solo instrumento o de varios. Los de orquesta afectan un 41% más al oído de una persona que los individuales, que sólo llegarían a un 18%.
Prevención
Hay dos tipos de prevención para este problema auditivo:
- Tapones de oídos para música en directo: Existen unos audífonos creados especialmente para los músicos que pueden reducir el sonido 10 o 30 decibelios.
- Protección especial auditiva para músicos: La clave de esto es prevenir el problema antes de presentar algún pequeño síntoma. Sólo hay que concienciarse que puede derivar en algo grave.
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