
Qué son las caracolas
Al llegar a la playa y encontrar una caracola, lo primero que hacemos es acercarla al oído para escuchar el sonido del mar. Parece que el agua está dentro de la caracola, pero no es así. Debido a la forma del caparazón, los sonidos ambiente se distorsionan y cambian su frecuencia.
Las caracolas son cajas de resonancia naturales, compuestas por una capa muy dura y un esmaltado interno. Son incapaces de grabar sonidos pero sí reproducirlos, a partir de una base como el sonido ambiente, y crear refractores de sonidos muy buenos. Escuchamos en su interior el sonido del agua del mar porque estamos cerca del mar, si nos retiramos, no escuchamos nada, ya que el sonido ambiente del agua quedaría demasiado lejos.
Escuchar el mar dentro de la caracola
Existe el llamado «ruido blanco» que es la mezcla de todos los sonidos. El ruido ambiente está compuesto por ondas de sonido de baja intensidad que no son registradas por nuestro oído, pero se encuentran a nuestro alrededor. El sonido se propaga por ondas que rebotan en los objetos. Varía su velocidad y su ángulo de incidencia al cambiar de medio de propagación.
En el interior de un objeto semicerrado como una caracola, que contiene muchos recovecos y una especial morfología, las ondas del sonido ambiente se reflejan y se van sumando provocando la resonancia. Las ondas reflejadas llegan al oyente mucho antes que la onda directa, lo que amplifica el ruido blanco que produce el mar. Pero este sonido tiene una intensidad muy baja, por lo que es necesario acercar la caracola a la oreja para percibirlo.
En conclusión, las caracolas no graban sonidos por ellas solas simplemente por su forma, son una caja de resonancia poderosa. Imagina que soplas en el borde de una botella y escuchas música dependiendo de la intensidad o la forma que soples, pues la caracola de mar funciona de la misma forma.